Gratitud. Aunque
mucho más próximo a la suerte de “nadie”
entre la multitud que a la magnitud de
Marco Aurelio, siento tener una no menos larga nómina de gratitudes que
la expresa por el emperador en sus “Meditaciones”. De entre ella, las derivadas
de haber podido dedicar más de la mitad
de mi vida activa al estudio práctico de I Ching, ocupan, junto a las debidas
al Cielo, los dones naturales y la hermandad humana, posición muy relevante.
Así, puesto que nobleza obliga -y lo
hace de mil amores-, quiero empezar agradeciendo la suerte del aquí y ahora en que nos encontramos
fundando asociación en torno a I Ching. Gratitud.
Recién
cumplidos los 50, en el ecuador temporal de mi compromiso de estudio con el
canon clásico, ya con una cierta muestra
de trabajo derivado del camino y a la vista de la validación oracular
sobre I King II / Generación Occidental de las Mutaciones (segundo libro
directo sobre las Mutaciones, este ya especialidad), llegué a presentir, de algún modo entre la
estupefacción y el vértigo, el cumplimiento de aquel sueño adolescente de
Vigny, que viniendo a cumplirse en la madurez significa una vida realizada. Si ello podía ser
considerado así en cierto sentido de mi vida, procede decir que en tal
sentido, I CHING ASOCIACIÓN ESPAÑOLA
PARA EL ESTUDIO Y DIVULGACIÓN DE LAS MUTACIONES, representa –rebosando ya con creces el fruto
personal del sueño- sobre la actualidad, el renuevo de un plantío, orientador de sentido entre el devenir diario.
Como
esqueje del clásico universal sobre la tierra natal de la lengua en la que
expresamos querer amarnos, declaramos querer acercar la voz del sabio allí
donde se precise, se la busque y la medida de nuestros medios nos permita atender.
El
pequeño grupo de colaboradores y socios que concertamos este evento, junto a los trabajos de quien
suscribe como presidente, suponemos, en
principio, todo el abono y aval de
este árbol proyecto.
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