HEXAGRAMA Nº 38. K'UEI / EL ANTAGONISMO
Complejo, sutil, puntualmente irritante, pero
no necesariamente estéril; la situación compete a la delimitación del perfil de
expectativas posibles entre dos hermanas que, en ausencia de principio de
autoridad entre ellas, conviven bajo un
mismo techo y tienen sin embargo sellado compromiso con a varones de orientación divergentes… El fino
deslinde y la utilidad posible del rayo
reflejo sobre la superficie del lago, acaban componiendo el surrealista cuadro
de género antagónico.
LAS DIFERENTES LÍNEAS
LÍNEA Nº 1
Tres
cosas claras para la desaparición del arrepentimiento:
1/ Es,
sin su culpa.
2/ Lo ido
volverá por sí mismo, como el caballo propio, sin que precise su intervención
3/ Evite
errores declinando falaces ayudas oportunistas.
LÍNEA Nº 2
Aunque
antagónico en la plaza, en virtud de la concordancia básica de su orientación,
logra encontrarle en una calle lateral. Sin defecto.
“Cuando
uno se encuentra con su amo en un estrecho callejón, no ha errado su camino.”
LÍNEA Nº 3
“Uno ve
el carro arrastrado hacia atrás, los bueyes detenidos, cortados al hombre el
pelo y la nariz.”
Cierto,
accedemos al lugar común, pero lo hacemos patinando sobre el pasado y tropezando de mala manera… Pero aún puede
arreglarse y merece la pena el esfuerzo por lograrlo.
LÍNEA Nº 4
Aislado en la soledad del peligro
que consume, por los extremos en que se combaten las fuerzas antagónicas, el
sorprendente encuentro con el leal amigo del lago llameante es un refrescante
logro para su voluntad, que no implica defecto alguno.
LÍNEA Nº 5
Posición
de responsabilidad central, interiormente quebrada, con riesgo de separación
estructural.
El fuerte
y leal compañero, ya se arrojó en procura de ayuda, abriéndose paso a mordiscos
por entre la envoltura que los separa,
¿No ha de
salirse al encuentro de tal portador de ventura?
LÍNEA Nº 6
En
apartado lugar de aislado dolimiento, cuando del bosque y entre la espesa
caliginosidad del pantano, a lo lejos, la inquietud de una sombra, un bulto
cubierto que se mueve… un trote que avanza: ruido como de armas, hombres de
guerra o bandidos. No veo claro. ¡Alarma! El corazón por la boca. ¡El arco, el
arco!, ¡la aguda flecha! La nariz fría y aguzada, la rodilla en tierra. A
cubierto. El arco tenso y el corazón y el brazo, acero decidido. Cejijunta la
flecha al centro de la mitad de arriba de la horrible cosa en movimiento.
Llueve,
ahora llueve, sobre el pelo y la frente. El agua me moja las mejillas, los
labios y las manos. Cae también, allí a lo lejos, adensándose por momentos
entre un claro al cielo gris y la oscura y verde espesura. De la tierra se
libera un vaho que asciende se respira y ensancha.
El jinete
chorrea en el bosque. El trote poderoso de las ancas mojadas y calientes del
caballo. Chorrea el barro con la lluvia, de la cara y las manos del jinete a
caballero rostro de lluvia, el mentón tenaz y esa determinación en la mirada…
al descubierto. ¡Dios mío el agua! Pero si es él… Fuera el arco de mi mano.
¡Alianza!
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